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Universidad de Chile

Texto del prof. Sergio Campos

Televisión Digital Terrestre y Democracia

Televisión Digital Terrestre y Democracia

Opinión sobre la incorporación de Chile a la Televisión Digital a través de la norma japonesa.

Los cambios tecnológicos en materia de comunicación masiva siempre han tenido el máximo interés para los expertos en la materia y los actores vinculados a la industria que ven en el medio un desarrollo de un negocio de gran envergadura.

Sin embargo se trata de una empresa que difiere sustancialmente de la fabricación de productos de consumo o de servicios donde existe una oferta variada que le permite al cliente elegir de acuerdo a su perfil, ingresos económicos u otros argumentos.

Es un área extremadamente sensible que tiene que ver con la identidad, los valores, la cultura, la educación y el sentido de país democrático, pluralista y diverso.

Es sabido que la televisión es un medio de gran penetración masiva en el mundo moderno (véase Giovanni Sartori: “Del Homo Sapiens al Homo Videns”) y la sociedad, recibe hoy en forma pasiva una cantidad impresionante de contenidos, muchas veces de dudosa calidad, donde no tiene posibilidad de intervenir, cuestión que cambia con la TVDT.  Hablar de la calidad de los contenidos supone en si un debate cuyo desarrollo hemos conocido en profundidad a nivel universitario en el Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, donde han participado distintos actores fundamentales.

La determinación del Gobierno por la norma japonesa es una decisión acertada, porque el sistema reúne los requisitos de excelencia que se requieren para un medio que imperará por los próximos 50 años. Aparte de la excelencia la portabilidad está ampliamente demostrada. (Se verá gratis en los celulares).

En un país como el nuestro donde sólo el 65 por ciento de la población tiene acceso al medio de libre recepción y donde los sectores más acomodados pueden pagar una suscripción por cable o satelital, constituye todo un suceso.

Tendremos más frecuencias, por lo menos 37, que permitirá a los difusores emitir 4 señales de calidad en los 6 megas de ancho de banda y la distribución total marca claramente que el 40 por ciento debe estar destinados a contenidos locales, regionales, educativos y culturales que reflejen realmente el país que somos.

La ventaja de la norma japonesa no sólo reside en su estándar de calidad comprobado y el uso que ya acordaron países vecinos y Brasil, sino además por el abaratamiento experimentado en el precio de los equipamientos, tanto para emitir, transmitir y recibir. El funcionamiento de la economía a escala nos favorece ampliamente.

Todo el mundo ya produce en digital.

Un ciudadano común y corriente podrá acceder al decodificador con 40 dólares, sin deshacerse de su TV.

El Congreso tiene la palabra con la dictación de una ley que responda a las necesidades del Chile de hoy y del futuro, más allá de intereses sectoriales.

Por de pronto en el campo universitario la Universidad Católica tiene un terreno importante recorrido, no sólo con su señal abierta sino también con Canal13 Cable.

La Universidad de Chile, tiene la obligación de ponerse a tono con su misión de universidad pública, es decir de todos los chilenos. Para ello debería implementar ya un canal de televisión, que recoja los contenidos que se generan en sus 14 facultades, 4 institutos, más bachillerato.  Por algo es la universidad del país con la mayor cantidad de proyectos de investigación en desarrollo o ya ejecutados. Hacer lo contrario sería ponerse de espaldas a la historia.

El estado tiene el deber de crear un fondo que facilite la ejecución de una verdadera TVDT (Televisión Digital Terrestre) que apunte a establecer una nueva relación con sus actores protagónicos,  como son las instituciones que le pertenecen. Sólo así tendremos una televisión para la democracia es decir para la gran mayoría de los chilenos.