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Universidad de Chile

Por Ximena Póo, directora (s) Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile

La trinchera en la que queremos estar... Día del Periodista

La trinchera en la que queremos estar... Día del Periodista

"Este oficio no es para los cínicos". Cuando Kapuscinski lanzó esta frase dio cuenta de la fisura que separa a quienes han asumido el periodismo desde una visión ética basada en la defensa de los derechos humanos, la libertad de expresión, la mirada aguda sobre el poder en todas sus expresiones, y entre quienes asumen esta profesión como un medio para posicionar un "yo" desbocado que tiende a responder a una ética situacional y a los cantos de sirena de ese mismo poder al que deberían interpelar.

“Este oficio no es para los cínicos”. Cuando Kapuscinski lanzó esta frase dio cuenta de la fisura que separa a quienes han asumido el periodismo desde una visión ética basada en la defensa de los derechos humanos, la libertad de expresión, la mirada aguda sobre el poder en todas sus expresiones, y entre quienes asumen esta profesión como un medio para posicionar un “yo” desbocado que tiende a responder a una ética situacional y a los cantos de sirena de ese mismo poder al que deberían interpelar.

Hoy, en el Día del Periodista, podemos detenernos en la reflexión y en la demanda por seguir dignificando esta profesión que es una forma de vida bajo condiciones difíciles de producción. “Dignificar” día a día un trabajo y un posición que, esperamos, se sitúe –con una mirada innovadora que logre gestionar nuevos medios y amplíe los niveles democráticos- al lado de la trinchera sobre la que tanto habló el corresponsal polaco. Y es ahí donde la formación académica de un periodista resulta fundamental en tanto mirada amplia, pluralista, crítica y rica en lenguajes narrativos.

Las miradas enclaustradas y clausuradas por prejuicios y intolerancia no se pueden permitir en esta ruta que ha sido bien seguida en América Latina por quienes luchan por no “ser cínicos” a través de las armas de letras, imágenes y sonidos desbordados en plataformas cada vez más diversas y necesarias para articular historias en contexto social y político.

Pensemos hoy en nuestros compañeros que pierden hasta la vida en la entrega de noticias y en el seguimiento de los procesos que podrían cambiar sentidos de mundo. Pensemos en aquellos que publican para el día a día y en los que tardan meses en dejar huella a través de una crónica escrita sobre el pulso del delirio. La credibilidad es lo único que transportamos en nuestras firmas domadoras de un ego visible, pero nunca hegemónico. Son los otros, las historias de los otros las que representarán “el mundo en que vivimos”. Pensemos en los que se han replegado al silencio; una contradicción insalvable.

“Este oficio no es para los cínicos...” es la frase que, como un golpe seco, nos debería empujar al lado más duro, pero a la vez más liberador, de una trinchera periodística que en Chile tantas veces ha sido objeto de odios, envidias, venganzas, silencios y banalidades que impiden detenerse en el peso de la historia que se está construyendo. Es así como este día, como todos los otros, nos recuerda que la dignidad de esta profesión siempre está –con todo el trabajo, rigor, dudas y pasión que eso implica- en nuestras manos y en reconocer esa fisura que nos separa y a la vez nos permite saber de qué lado queremos estar.